jueves, 23 de septiembre de 2010

Juez Guzmán Tapia: "La Huelga de Hambre es un acto de valentía"

No dudó en respaldar a los mapuches en huelga de hambre de Concepción y en calificar de
“montaje” la supuesta emboscada a un fiscal en la zona de Cañete. Asimismo dijo que falta voluntad política para terminar con el conflicto y señaló que un buen gesto del gobierno para buscar soluciones sería retirar las querellas contra los comuneros.

Impresionado y repitiendo cada cierto momento: “Son muy valientes”, quedó el juez Juan Guzmán tras visitar, este miércoles 23 de septiembre, a los cinco mapuche que en Concepción están en huelga de hambre hace más de dos meses.

Durante varias horas conversó, primero en la cárcel El Manzano y después en el Hospital Regional con los comuneros que están en prisión preventiva acusados de infracción a la Ley Antiterrorista, específicamente por la supuesta emboscada que habría sufrido el fiscal Mario Elgueta, en la comunidad de Choque, en la provincia de Arauco, en octubre de 2008.

En una dependencia del recinto penitenciario El Manzano se desarrolló la primera conversación. Héctor Llaitul aparece silencioso. Visiblemente más delgado, pero con buen ánimo, recibe con gran afecto a Guzmán. Ambos se abrazan. Llaitul lo llama “maestro” y le sonríe. Al encuentro se suman Pamela, su esposa y Natividad, la joven vocera de los huelguistas. Acompaña al juez, la diputada Clemira Pacheco.

La conversación fluye. Al principio se concentra en los detalles del proceso en que Llaitul y otros 17 comuneros (eran 19, pero uno se suicidó) están imputados. Guzmán consulta, Llaitul le relata diversos hechos. La hora avanza, pero los gendarmes no se inquietan.

Lo que queda claro es que la huelga se mantiene. Las modificaciones a la Ley Antiterrorista que se tramitan en el Congreso, no son lo que ellos han pedido. Lo que quieren se resume en tres aspectos: la no aplicación de la Ley Antiterrorista, no ser juzgados por tribunales militares y que no se usen testigos protegidos. Claro que eso requiere más que nada voluntad política, algo que los comuneros no ven.

“No somos terroristas. Nunca hemos matado a nadie. Queremos justicia, es todo lo que pedimos”, dice Llaitul, mientras explica el sentido de su causa.

El juicio se inicia en noviembre y anticipan que será largo. No se ve nada fácil. Hay muchos testigos protegidos. Los cargos contra Llaitul resultan hasta irrisorios. Por lo menos cinco que pueden sumar una condena de 103 años. “¡Increíble!”, exclama el juez Guzmán.

Luego de más de dos horas de charla, Guzmán y la diputada Pacheco abandonan la cárcel. A la salida, la prensa lo aborda y le consulta sobre su presencia en la zona.

“Vine a saber cómo estaba Héctor Llaitul, la diputada Clemira Pacheco me lo solicitó, porque estaba en situación bastante delicada, son 73 días de huelga. Héctor Llaitul estima que el gobierno no ha respondido a sus demandas, que no hay verdadera voluntad política, por lo tanto mantiene su huelga en los mismos términos en que está y yo espero que se instale la mesa de diálogo pero que no sea una mesa solo para lo externo, es importante que haya voluntad política, legislativa y judicial”, declara Guzmán.

Y con firmeza reconoce su respaldo a las peticiones de los comuneros en huelga de hambre: “estuve para conversar, para colaborar, para apoyar esta huelga que estimo que es muy valiente y que es un derecho a ejercer su molestia, su rebeldía, su rechazo a un trato tan desigual”.

Y acto seguido critica la mesa de diálogo anunciada por el gobierno. Guzmán dice que lo hecho hasta ahora por el gobierno son sólo gestos aparentes y que ha estado lento en aplicar medidas para resolver el conflicto.

“Recordemos que son 33 vidas humanas que están en peligro, creo que las medidas que propone el gobierno no son lo suficientemente valientes en el sentido de tratar las cosas como deben ser tratadas, creo que la preocupación debería mantenerse por personas que son nuestras, considero que no se puede poner en riesgo la cultura, la vida de las personas, la salud de la gente a tal grado de rechazar estos temas indefinidamente, se está ganando terreno y aquí hay que actuar rápidamente. Por ejemplo, el gobierno podrían retirar las querellas presentadas. Lo importante es que se actúe con criterio y visión de país y con visión humanitaria”, recalca.

Un montaje

Ahondando un poco más sobre el juicio que deberán enfrentar en noviembre, Juan Guzmán dijo que evaluará colaborar en la defensa de algunos de los comuneros acusados. Reconoce que tiene la voluntad de hacerlo.“Es algo que quiero hacer porque estimo que es justo, se trata de hombres y mujeres extraordinariamente valientes y consecuentes y  que están luchando con armas legítimas, y por eso me gustaría defenderlos”, dice con suave energía.

Tampoco tiene dudas en cuanto a los hechos de los cuales se acusa a Llaitul y a otros comuneros. No vacila en calificar de “montaje” la supuesta emboscada al fiscal Elgueta.

“Cada vez que he defendido asuntos relacionados con las comunidades, en cada ocasión han sido montajes y lo hemos descubierto. Por lo antecedentes del lugar donde ocurrieron los hechos y que conozco, me puedo dar cuenta que fue un montaje y hasta tengo dudas si estuvo presente el fiscal que se siente agredido en el lugar de los hechos, creo que no estuvo presente es la impresión que tengo y también otras personas. Llaitul no se encontraba en el lugar de los hechos, lo que significa por último que se interpretó como un acto terrorista, lo que no es cierto, hubo un ataque, un allanamiento masivo y una utilización de fuerza absolutamente innecesaria para reprimir o presionar a la comunidad mapuche”.

Por la tarde, Guzmán y la diputada Pacheco concurrieron hasta el Hospital Regional para visitar a los cuatro comuneros que están internados allí en control de su estado de salud. Se trata de Ramón Llanquileo, Luis Menares, Juan Huenuche y Jonathan Huillical. Están en dos salas, con guardia permanente de cuatro funcionarios de Gendarmería armados. Otros dos funcionarios están en el pasillo de acceso.

Juan Guzmán se interesa por algunos detalles de la vida de cada uno y conversan sobre el desarrollo de la Coordinadora Arauco Malleco, de lo sucedido en Choque, de su causa. Los comuneros se ven bien, aunque se nota la baja de peso y el cansancio que de pronto sienten si hablan en exceso. Pero el ánimo no decae. No tienen intenciones de bajar la huelga si no logran sus demandas. El respaldo externo los ayuda. Guzmán los abraza y los felicita. Les repite que son muy valientes y les asegura que volverá y que los seguirá apoyando. La tarde ya termina. Por las calles del centro de Concepción  se despliega una nueva marcha de apoyo a los huelguistas.


Fuente: Tribuna del Bio Bio

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